NOSTALGIA DE LA LUZ (P. Guzmán, 2010)
POESÍA "HISTÓRICO-ASTRONÓMICA"
SOBRE LA DICTADURA CHILENA
Nostalgia for the Light (P. Guzmán, 2010)
Historical-astronomical poetry about the Chilean dictatorship
Lcdo. Jordi Macarro Fernández
Historiador del Cine
París
Recibido el 9 de Enero de 2014
Aceptado el 30 de Enero de 2014
Resumen. Si la poesía fuese una imagen, ésta se correspondería sin lugar a dudas con el documental que Patricio Guzmán ha realizado sobre la recuperación de la memoria histórica chilena, utilizando un enclave tan imponente como el desierto de Atacama, al que el cineasta concede el papel de maestro de ceremonias, articulando a la perfección la relación entre el universo y el centro de la tierra a partir de la cual se establece la búsqueda temporal y física del negro pasado dictatorial chileno.
Palabras clave. Atacama, Dictadura, Pinochet, Chile, Allende, Documental, Memoria Histórica.
Abstract. If poetry were an image, then poetry would be depicted unquestionably in the documentary Patricio Guzmán directed on the recovery of Chilean historic memory. The role of master of ceremonies is given to the stunning Atacama Desert, perfectly articulating the universe and the center of the earth. This relationship is the starting point to revisit, in time and space, the dark past of the Chilean dictatorship.
Keywords. Atacama, Dictatorship, Pinochet, Chile, Allende, Documentary, Historical Memory.
A sus 69 años y asumiendo de nuevo el rol de narrador omnisciente, Patricio Guzmán vuelve a conmovernos con el trasfondo histórico del documental que vio la luz el 27 de octubre de 2010. A diferencia de a lo que ya nos tenía acostumbrado el cineasta chileno, en Nostalgia de la Luz lo escabroso del tema no se nos publica en primera página a modo de titular; esta vez Guzmán, haciendo uso de una soberbia y magnífica poética de la imagen, invita al espectador a entrar en el “Universo” (1), realizando siempre un viaje al pasado, a ese pretérito que empieza por el de las estrellas y que de manera magistral remite a lo histórico de los años negros de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Las constantes referencias al pasado se suceden repetidamente en el documental como si del contar métrico de una elegía de Garcilaso de la Vega se tratase. Las intervenciones de los protagonistas se encadenan las unas con las otras configurando una historia perfectamente urdida, un argumento con introducción, polos de tensión y clímax al más puro estilo novelesco, salvo por un detalle, la historia real y particular que Victoria, Violeta, Lautaro, Gaspar, Luis, Miguel y Valentina narran en primera persona y que discurre paralela a la historia de los otros protagonistas indiscutibles del filme, que el propio director identifica, el desierto de Atacama, el presente invisible y la memoria inmóvil (2).
© Pyramide Distribution
Al hablar de Patricio Guzmán al mismo tiempo estamos hablando de documental chileno. Este vínculo cineasta-obra se inicia ya con su trilogía La batalla de Chile (1973-1979) en la que las bases de lo que será su cine y el enfoque que éste tendrá empiezan a sentarse y lo hacen con una cierta rotundidad. Su trilogía sobre el gobierno de Salvador Allende y la posterior caída como consecuencia del golpe de estado militar son en ejemplo más claro, al tiempo que imprescindible, para conocer de primera mano la historia de las últimas décadas del estado chileno. A pesar de que su residencia a partir del año 73 no estuviese localizada en Chile, el cineasta nunca cortó el cordón umbilical que lo conectaba con su tierra, realizando diversos documentales que mostraban al mundo la realidad de su país. Desde el posicionamiento de la iglesia, en defensa de los derechos humanos, enfrentada a Pinochet que podemos ver en En nombre de Dios de 1985, pasando por una temprana recuperación de la memoria histórica a través de lo que él califica como “la amnesia chilena” en La memoria obstinada (1997), hasta una manifestación particular y personal retratando a Salvador Allende en Salvador Allende (2004), tres años después de rodar El caso Pinochet (2001), donde expone al público los detalles del proceso judicial que se iniciara desde España para juzgar al exdictador ve la luz.
Guzmán es por lo tanto un cronista de la historia contemporánea de Chile, un narrador en primera persona que trata de despertar las sensibilidades más a flor de piel de los espectadores ávidos de conocer su verdad (o la que para muchos es LA VERDAD con mayúsculas).
A diferencia de sus otros largometrajes de contenido similar, Nostalgia de la luz entra en una lectura histórica más afectiva que sus predecesores (en cuanto a temática se refiere). La crónica histórica le cede el paso a la poesía histórica. El director no se ciñe a una sola o misma manera de contar la realidad y en esta reflexión sobre la memoria, y por lógica extensión sobre el pasado, todo está articulado a través de la distancia existente entre el cielo y la tierra, entre los familiares y el recuerdo de sus seres queridos, entre el hombre de hoy y el que pobló la tierra hace miles de años.
Las alusiones constantes al tiempo presente como aquél efímero, aquél que en realidad nunca ha existido, como bien nos explica Gaspar, el astrónomo, son el eje a partir del cual empieza a articularse el discurso del pasado, del pasado del universo como metáfora del pasado de la vida de otros de los protagonistas, en este caso de Violeta y Victoria, de dos mujeres que con su actitud dan voz a otras muchas. Ellas se ocupan, incesante e incansablemente, de seguir rastreando y excavando hasta que el último aliento se lo permita, con una pequeña pala, palmo a palmo, la enorme extensión de tierra del desierto de Atacama, con el objetivo de encontrar a sus seres queridos, a ésos que la dictadura chilena hizo desaparecer.
Pero la relación del pasado con la historia no se queda ahí, como bien nos dice uno de los protagonistas del documental: “El pasado es la gran herramienta del astrónomo […] a medida que vas más abajo son cosas más viejas para el arqueólogo”; en alusión comparativa al trabajo que realiza el astrónomo para conocer el universo con el del arqueólogo para conocer la historia. Cuanto más nos alejamos del punto de partida (hacia el cielo o hacia el centro de la tierra) más lejos en el tiempo estamos yendo.
© Pyramide Distribution
Los protagonistas
El director distingue entre dos tipos de protagonistas completamente diferentes en naturaleza, pero complementarios en la configuración de la historia.
Los protagonistas espacio-temporales (primeros), que contextualizan el discurso de los protagonistas humanos (segundos).
El desierto de Atacama es el eje geográfico y personaje principal a partir del cual se articula todo. Su actitud receptora, como espacio natural que recibe las acciones y donde éstas se desarrollan, amplifica su importancia al añadírsele un rol de pasividad, el del mero observador inerte, testigo de los acontecimientos, conocedor de todos los secretos e impotente revelador de ellos. Un papel protagonista que comparte en cierto modo con el universo.
El marco temporal está protagonizado por ese “presente invisible” del que se nos repite que no existe como tal, pues todo lo que nosotros consideramos como presente en realidad está en el pasado; en palabras de Gaspar: “Nada se ve en el instante que se ve […] el presente no existe […]”; se trata de un pasado inmediatamente reciente del que Guzmán, en un giro argumentativo maestro, se sirve para hablarnos de lo que él denomina “la memoria inmóvil”, esa memoria que parece haber entrado en “shock” como consecuencia de los acontecimientos históricos vividos de la dictadura chilena. Una memoria que (él) considera algunos han perdido para siempre, del mismo modo que otros han perdido a sus seres queridos. A esta memoria que no se altera, que no se mueve, estática e inmóvil, se hace alusión directa a través de una de las frases quizá más reveladoras de toda la película: “Chile es un país que no trabaja su pasado”. Aunque la esperanza en una frase tan dura existe, y la encontramos encarnada en Miguel, víctima del régimen de Pinochet y superviviente. Tras permanecer durante años preso, hasta en cinco campos de concentración diferentes, nos muestra, a su edad ya avanzada, el método que le sirvió para calcular las distancias y para tomar medidas de las instalaciones de cada uno de los recintos en los que estuvo. Esta clave de pasos contados le permitió dibujar noche tras noche los planos de aquellos lugares, dibujos que destruía por miedo tras memorizarlos y que posteriormente, y ya a salvo en Dinamarca, re-reproducirlos para dejar constancia de lo vivido, de que aquello que él conoció fue una realidad y que esa realidad debía darse a conocer al mundo. Un acto de valor, una acción contra esa memoria inmóvil, que desmiente aquellas voces que niegan una parte de la historia.
© Pyramide Distribution
Pero no es Miguel el solo aliento de esperanza en esta historia, Luis, superviviente también de uno de esos campos en medio del desierto, relata cómo eran sus días en Atacama, y cómo las prácticas astronómicas que hoy investigadores de todo el mundo vienen a realizar a ese lugar, ya las realizaban ellos a modo de pasatiempo en aquella época de reclusión. Como un halo de aire fresco conocemos a Valentina, el personaje que materializa la memoria histórica. Hija de desaparecidos, manifiesta su lucha por salir a delante, agradeciendo a sus abuelos ser quien es y recordando, con vista a un pasado que vagamente visualiza, de donde viene al tiempo que lanza un mensaje de esperanza, un canto que se traduce en el mirar de las estrellas estando en el campo, lo que le proporciona la mejor y más enriquecedora y gratificante de las sensaciones, la de ser libre. Ella de alguna manera completa un círculo que Guzmán crea a través de los diferentes personajes. Ese círculo que no es otra cosa que una especie de elogio a la memoria y que se entiende con una gran reflexión del documental: “Mirar hacia atrás para comprender mejor el futuro”; reflexión que resume el fin de esta historia y que nos anima a ser dinámicos; un dinamismo que nos hace de algún modo ser valientes, y una valentía, que cada vez más personas tienen y que permite mirar al pasado para enfrentar el futuro acortando distancias, ya sean éstas temporales o espaciales. Un claro ejemplo de ésto se establece a partir del calcio de las estrellas y del universo que, como dice el científico anglosajón, es el mismo calcio que se encuentra en nuestros huesos. Lo lejano y desconocido se hace cercano y palpable.
Guzmán repite curiosamente plano en la presentación de las víctimas del régimen colocándolas (esta vez en el desierto), las unas al lado de las otras, igual que ya hiciera con las de “El caso Pinochet” en 2001. Una presentación silenciosa en medio de la inmensidad de Atacama, una imagen que conmueve al espectador y que lo sitúa en una posición que deja de ser neutra, lo posiciona ante la historia. Así las sensibilidades afloran y el mensaje que el director transmite circula por una vía rápida de conexión empática con aquél, sea quien sea y venga de donde venga, que mira.
Aunque las sorpresas sensitivas no dejan de repetirse en el metraje, y de igual modo que la sensibilidad se convierte en uno de los adjetivos recurrentes y más manifestados, la admiración y el descubrimiento científico se suman a este collage emocional. Sorprende gratamente las similitudes entre la luna y sus cráteres con las imágenes de la tierra erosionada de Atacama y, al mismo tiempo, con los primerísimos primeros planos que se ofrecen de segmentos de hueso encontrados por las mujeres que buscan a sus familiares enterrados en alguna parte de la inmensidad árida. Retomando así esa brillante conexión a que hemos hecho repetidas veces alusión, el nexo entre la tierra y el universo, el alejar la mirada hacia arriba o bien hacia abajo, yendo más lejos no sólo en la distancia sino también en el tiempo. El tiempo de la memoria que muchos luchan por tratar de nunca olvidar.
Notas
(1) El Universo en la película y por extensión en el texto se refiere por un lado al Cosmos (como ámbito espacio-temporal) y por otro lado al mundo que rodea y que engloba todo aquello que está en relación con la historia vinculada a los 17 años de dictadura chilena.
(2) Web nostalgiadelaluz.com/la-pelicula
Bibliografía
MOUESCA J. y ORELLANA C., Breve historia del cine chileno, desde sus orígenes hasta nuestros días, Lom Ediciones, Chile, 2010.
Sitios web
nostalgiadelaluz.com/la-pelicula/
http://www.patricioguzman.com/index.php?page=films_dett&fid=11
.
VOLVER
ISSN 1988-8848 |